EL CAMINO DE LA RESISTENCIA
O the long and winding road, que su autor, José Luis Ibáñez, es también amigo de los de Liverpool. Pero esta novela no es pop, ni falta que le hace. Aborda, como apunta JLIS, «el camino de su noble y muy esforzada resistencia».
¿A dónde llegó, llevó, ese camino? Esa ruta clandestina, huidiza, en la «Cantabria triste de la dictadura», pero también en otras regiones tristes que se negaban a asumir esa otra lluvia. «Te llaman por venir, porque no vienes nunca», se lamentaba el poeta Ángel González en estos versos de alivio durante ese franquismo indefinido. Porque quienes vivieron aquello no sabían que el final, la paz verdadera, llegaría aquel 20N en La Paz, precisamente.
Antes hubo un camino de resistencia que quizá no llegó a ningún lado. O sí.
Creo que ahí es donde José Luis Ibáñez Sala desenvaina esa máquina de matar ignorantes que es la literatura. Y lo hace con las artes del literato, que no del historiador, que también es, desdoblamiento que tiene mérito pues no todo el mundo logra alcanzar esa dualidad.
Porque ‘Serás mi tumba’ (Sílex ediciones) es ante todo un homenaje a esos huidos, a esos guerrilleros que quizá no consiguieron nada más que poner en tensión a los que ‘pacificaban’ a golpe de sentencia de muerte, tortura y enchironamiento forzado.
No consiguieron logros políticos, pero sí poéticos. Y aquí entra esta novela, a todas luces poética, de JLIS: la reivindicación del logro de la dignidad. Habíamos perdido la guerra, pero no la dignidad. Ese y no otro podría ser el objetivo del maquis o, al menos, es el que yo he colegido leyendo este cuadro de una época.
José Luis Ibáñez Salas no llegó a conocer a los maquis que pudieron ofrecerle su relato en primera persona. De esa frustración surgió el deseo de leer todo lo que le cayera a las manos y así tratar el relato del guerrillero más destacado, cuyo nombre (Juanín), nadie cita en la novela porque no hace falta.
Lo que hacía falta era escribir este libro y, sobre todo, recordar ese ejercicio de dignidad, sacar del escondite a quienes durante tantos años vivieron escondidos.
¡Qué bueno encontrarme con esto! Soy de allá, Cantabria, nací en Santander, en Puerto Chico, pero me fui pronto. Añoro mi tierra, mi mar, Peña Cabarga… Me paseaba con mi padre de pequeña por toda la provincia soñando con encontrarme al Juanín. Sufrí cuando mataron al Bedoya, tenía 15 años más o menos. Leeré este libro. ¡Gracias!