Me gustó mucho ‘La sociedad de la nieve’. La vi, eso sí, con sus debidas pausas, para asumir mejor el contenido. ¿Por qué los libros se pueden consumir parcialmente y las pelis hay que verla de corrido? Protesto.
Leo análisis muy severos con la historia. ¡Apagad a ese Boyero que lleváis dentro! Y un reproche repetido: ¿por qué contar una historia que ya se ha contado? Pues porque las buenas historias son inagotables, requieren de nuevos enfoques, nuevas perspectivas y deben ser contadas en el lenguaje de su época, para el público de su época. ¿Qué joven se va a ver hoy, el ¡Viven! de Ethan Hawke de los noventa?
De hecho, este rescate, nunca mejor dicho, me ha permitido regalarle el libro de Nando Parrado, sobre los hechos, a mi sobrino, de 18 años, sin que me mire como un alucinado.
Por otra parte, ¿por qué las compañías de teatro vuelven a programar ‘Hamlet’ si ya se hizo en todos los siglos anteriores? Ay, la hiperlógica…
Por otra parte (bis), decía el bueno de Recaredo Veredas que los personajes no tienen matices, que son todos como una misma cosa. No sé si estoy de acuerdo: ahí está Numa Turcatti como principal oposición al tema de la carne y vaya si ofrece matices el tema y su actitud al respecto.
De hecho, creo que Bayona enriquece el relato con ese abordaje del tema: no eres más puro, a los ojos de Dios, de tu Dios particular, por hacer lo que se supone que deberías, como no comer a tus amigos muertos.
Me gusta eso que dice el superviviente de la hamaca: «Creo en el Dios que ante todo nos permitirá salir de aquí, que dará fuerzas a Roberto Canessa para liderar la expedición, a Nando (Parrado) para que no le fallen las fuerzas… Ese es mi Dios».
Respecto a los personajes: quizá está bien que sea así. De ahí lo de la «sociedad de la nieve». Un ente humano que quizá sobrevivió por eso, porque dejó los egos, las individualidades, las vanidades pilongas, para actuar como un todo.
Como un cuerpo en que hay partes más importantes, más fuertes (Canessa y Parrado) pero en el que todos son necesarios para avanzar.
Bayona, como Amenábar, van de descreídos, pero no lo son tanto. Por eso sus películas (‘Mientras dure la guerra’ o esta) son buenas. Porque están abiertas al misterio. En este caso, al misterio de la montaña.